El metafórico uso de la palabra tsunami ocupó el último Martes Neológico. Una acepción habitualmente utilizada para hacer referencia a sucesos que producen grandes daños o que trastornan el normal estado de las cosas, no recogida todavía en el DLE pese a que el CREA la documenta ya en 1994. Pues nada, sepa la autora que cuenta con nuestro modesto apoyo a su petición de inclusión en el Diccionario.
Pero no podemos dejar de señalar que nos ha llamado la atención que Dª Amor Montané March, que escribe desde desde una universidad catalana, no haya incluido ninguna referencia al movimiento Tsunami Democràtic. El que, precisamente, está presente en los ejemplos de uso de ese neologismo que hemos encontrado en pasados apuntes de este blog. En La semana en viñetas 42/2019 encontrarán algunos más, esos ya con grafismos de olas.
El propio martes, en su semanal intervención radiofónica en la cadena Ser, Lola Pons explicó en La Y en el alfabeto los motivos por los que el español tiene dos íes distintas, así como las diferencias de pronunciación y uso.
Pasamos a Fundéu, que inició la semana ocupándose de la concordancia de 'se cumple', que no es posible en plural cuando ese verbo funciona como intransitivo: se cumple con la normativa o con las normas, y no se cumplen con las normas.
El martes señalaron que investidura, y no inauguración, es término adecuado para referirse a la acción de conferir una dignidad o cargo. Y ciertamente se ha escuchado mucho a los periodistas el calco del inglés inauguration cuya correcta traducción es ‘investidura’ o ‘toma de posesión’.
Siguió un recordatorio de que jurar y juramentar no tienen el mismo significado. El primero es ‘someterse alguien a un juramento’, mientras que juramentar significa ‘tomar juramento a alguien’, por lo que no pueden emplearse de manera indistinta.
En esa misma línea, el jueves apuntaron que deflagración y explosión no significan lo mismo. El primero es la ‘combustión súbita, con llama y sin explosión’, pero explosión implica necesariamente un estallido.
Los urgentes completaron ayer sus recomendaciones semanales apuntando que los términos anti-Trump y pro-Trump llevan guion entre el prefijo y el nombre propio, mientras que los sustantivos trumpismo y trumpazo se escriben en minúscula y sin necesidad de comillas.
Vamos ahora con Álex Grijelmo, que anoche subió a la web de El País Ya lo decían las palabras. Un artículo en el que explica que contagio y contacto van de la mano desde su común etimológico origen en el verbo latino tangere.
Un latín que, por cierto, hoy pervive en la denominación del famoso episodio evangélico conocido como Noli me tangere (No me toques). Una denominación derivada de las palabras que Jesús dirigió a Magdalena cuando esta se arrodilló a sus pies tras reconocerle y pasar a convertirse en primer testigo de la Resurreción: No me toques, porque todavía no he subido a mi Padre (Jn 20, 17).
Volvemos con Grijelmo, porque el interesante ejemplo tomado del Diccionario de Autoridades que aporta sobre el uso de contagio en sentido figurado, nos ha invitado a explorar el historial de esa palabra en el muy útil Mapa de diccionarios de la Rae. Y resulta llamativa la supresión de la acepción definida hasta la edición de 2001 como 'Transmisión de hábitos, actitudes, simpatías, etc., a consecuencia de influencias de uno u otro orden', que hasta 1992 era 'Perversión que resulta del mal ejemplo o de la mala doctrina'. Motivos habrá, pero se nos hace lamentable pérdida.
Hablando de contagios, una comparación que últimamente escuchamos bastante, incluso al propio Pedro Sánchez (a quien también hemos escuchado un rimbombante “España va a ser el faro de la resurrección del turismo en todo el mundo”) es la planteada como expectativa de que pronto haya más personas vacunadas que contagiadas. Pero no vemos que ese hito tenga la más mínima relevancia epidemiológica, porque lo que interesa es la proporción entre inmunizados y quienes todavía no lo están. Así que nuevamente no se trata sino de que parezca que se dicen algo cuando se tiene poco que aportar. Y el personal va y lo compra.
Lola Flores reivindica las raíces andaluzas en un anuncio gracias al 'deepfake' titula el suplemento Verne el artículo dedicado al impactante anuncio ‘Con Mucho Acento’ de Cruzcampo. Poderío frente a empowerment. Y mucha habilidad publicitaria de los profesionales de la agencia Ogily para vender el cliché que, en sí mismo, es 'el poder de lo auténtico frente a los clichés' con que explican su brillante creatividad.
La cosa bien merecería, dentro de unos años, una secuela con Mª Jesús Montero. Y hasta podría tomar prestado para el guion ese "culillo" del consejero andaluz de Salud que, aunque no se deduzca de su lenguaje, es médico de profesión. La populista tentación de la autenticidad.
Poca hay, en cambio, en el lenguaje afectadamente eufemístico. Como el perifrástico utilizado por el Vice 2º al decir que no creo que sus actos [los de Puigdemont] tengan que ser indiferentes al derecho. O sea, que debe ser juzgado, por más que lo inserte en unas declaraciones que se han apresurado a incorporar a su alegatos los abogados del fugado. Ya puestos, la Justicia española bien podría oponer piezas como la onomástica paronimia de Gallego y Rey que sigue.
De la casta al neocasticismo catalán, el artículo El plan de Juan Milián Querol nos ha descubierto que en TV3 presentan a Pere Aragonés como «vicepresidente del Gobierno con funciones de presidente». Ni mero presidente en funciones le dejan ser desde el telemando belga. Y todavía cree tener derecho a quitar y poner elecciones a su antojo.
A continuación recordamos el comienzo de esa pieza que encontrarán íntegra aquí:
¿Málaga existe?Fuera de España, y un poquito fuera del mundo, tal vez.
Se supone que la descubrió a principios del siglo veinte (X y O) el aventurero Pablo Picasso; o que la inventó, entre perspectivas septentrionales, y por sorpresa.
(¡Ay, terrible broche de Picasso, doloroso como un cinturón ajustado, se me quedó clavado en las entrañas!).
Málaga limita al N. con el océano glacial ártico y al S. con el océano glacial antártico; al E. con el mar del Japón y al O. con el mar del Japón otra vez.
No tiene remedio.
La había soñado para poder llegar a verla. La he visto para no volverla a soñar.
Me moriría sinó.
[1] Una de las explicaciones más populares, sin rastro histórico, es la recogida por Ferreres en una viñeta publicada en El Periódico de Catalunya el 18 de noviembre de 2015.
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