Hoy comenzamos con Fundéu, porque la noticia lingüística de la semana ha sido la elección de confinamiento como palabra del año 2020. Recordemos que las candidatas eran coronavirus, infodemia, resiliencia, confinamiento, COVID-19, teletrabajo, conspiranoia, un tiktok, estatuafobia, pandemia, sanitarios y vacuna.
Inapelable decisión, por más que nuestra favorita fuera COVID-19, que no solo creemos tiene superior interés lingüstico derivado de su apresurada acronímica acuñación por la OMS, sino que también entendemos que aporta una visión mucho más global, holística si prefieren, sobre esta pandemia que no solo nos ha confinado. También ha implantado el habitual uso de las mascarillas, cambiado la forma en que nos relacionamos, popularizado el teletrabajo, ...
Pero cierto es que la vencedora cumple con nota los requisitos de FundéuRAE que exigen que la elegida ofrezca interés desde el punto de vista lingüístico por su formación, significado o dudas de uso, hasta el punto de haber sucitado alguna de las recomendaciones del año. Y, en este sentido, procede señalar que la Real Academia Española ha modificado la entrada de la voz confinamiento en su reciente actualización del Diccionario de la lengua española (DLE) de noviembre del 2020 para incorporar como segunda acepción ‘aislamiento temporal y generalmente impuesto de una población, una persona o un grupo por razones de salud o de seguridad’.
No hemos visto piezas de humor expresamente dedicadas a la elegida, pero Mortiner sí que apoyó en esta lingüística noticia una preventiva advertencia sobre la nochevieja.
Antes del citado anuncio, la Fundéu había publicado bien, pero que muy bien, con coma delante de pero. Una explicación, con simpática ilustración incluida, sobre la colocación de comas delante de la conjunción pero.
El miércoles completaron otra breve semana laboral con un recordatorio de que los años se escriben sin punto, coma ni espacio entre la cifra que marca los millares y la que indica las centenas. Una recomendación que aprovechamos para desear, también desde este modesto rincón de la red, un feliz 2021.
Con la habitual desconexión con la actualidad que practica el Martes Neológico, Miquel Cabal Guarro trató en esa sección del Cervantes Virtual sobre matrioshka. Y resulta curioso que las también conocidas como muñecas rusas tengan una historia relativamente reciente que se inicia en el movimiento conocido como naródnichestvo (término ruso que habitualmente se traduce como populismo) de la Rusia de la segunda mitad del siglo xix.
Ya muy a finales de esa centuria, fue un trabajo en madera procedente del Japón formado por siete piezas encajables representativas de los dioses de la fortuna el que llevó al empresario Savva Mámontov (1841-1918) a encargar una versión que entroncara con la tradición artística rusa. El artista Serguéi Maliutin (1859-1937) fue el encargado de hacer los bocetos de una campesina que materializó el artesano Vasili Zviózdochkin (1876-1956) en un juego de muñecas de ocho piezas, una de ellas un muchacho.
El nombre dado a la mayor, que acabó aplicado al juego entero, fue matrioshka, hipocorístico de Matriona, que no era raro entre las campesinas rusas de la época. Una voz que tiene su origen en la palabra latina matrona, cuyo significado original ‘madre de familia’ resultaba muy apropiado para el concepto.
Desde La lengua en la semana 46/2020 nos traemos algunos otros ejemplos de apelación a esas solemnes palabras lunares en el humor de 2020: Ricardo Martínez y Adams.
Gallego y Rey pusieron la primera nota literaria en el humor español de esta semana con una evocación de la famosa cabalgada del barón de Munchausen a lomos de una bala de cañón. [2]
Curioso sino el del noble y militar alemán cuya figura histórica ha quedado eclipsada por la de su ficticio alter ego que se ha convertido en uno de los personajes más conocidos de la literatura. Un auténtico secuestro de identidad.
La fama literaria del barón de Münchhausen, habitualmente transliterado en español Munchausen, se debe a la compilación de sus aventuras que hicieron Rudolf Raspe y Gottfried Bürger, autores que aderazaron sus narraciones con elementos de cuentos populares. La versión más conocida es la de Gottfried August Bürger, profesor de la Universidad de Göttingen, que ya era un escritor consagrado cuando en 1786 publicó su versión.
Pasamos a mostrar la versión vegana del cuento de 'Los tres cerditos' que hoy plantea Max (Francesc Capdevila) desde su Trampantojo de El País. Se nos hace que no tardaremos en ver programas de reeducación alimentaria de bestias carnívoras.
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