El arco iris pintado sobre un muro de la portada del 12/9/1970 ilustrada por Charles E. Martin nos pareció una bonita metáfora del fin de la era Trump con la que comenzar esta primera serie posterior a la finalización de su controvertida presidencia. Y entre las muy variadas presencia de ese meteoro en otras tapas de la revista The New Yorker optamos por emparejarla con una sencilla composición de Pierre Le-Tan (18/4/1977).
El pasado sábado se cumplió el 77º aniversario de la muerte de Edvard Munch (Løten, 12 de diciembre de 1863-Skøyen, 23 de enero de 1944) y decidimos sumarnos a la conmemoración tuiteando las dos portadas que incluyen referencias, ciertamente discretas, a la obra el artista noruego que, inevitablemente, lo son al archirrecreado 'El Grito'. Unas ilustraciones de Kenneth Mahood (7/1/1991) y William Joyce (31/10/1994) ya tratadas en el CLIPDA XXXVIII junto con otro buen número de portadas.
Dado que el munchiano guiño de la ilustración de William Joyce es sumamente pequeño, adjuntamos una ampliación de ese fragmento de su creatividad para facilitar una mejor apreciación.
El domingo retomamos la presencia del arco iris con una panorámica de las cataratas del Niágara obra de Harry Brown (8/6/1935) que emparejamos con la representación de la evolución de Manhattan ideada por Paul Degen (9/6/1975).
Desde el punto de vista de la similitud formal, la pareja más apropiada seguramente hubiera sido la tapa de Saul Steinberg del 4/7/1964. Un artista de origen rumano que incluyó el bello fenómeno óptico en otras ilustraciones tales como las del 1/7/1967 y 29/11/1976. Pero las opciones con que contábamos no se acababan ahí, porque también André François (17/6/1967) recurrió al colorido arco en una ilustración que presentamos emparejada con el singular chorro multicolor concebido por Ronald Searle (2/2/1987).
Y aún procede complementar este minioteador dedicado al arco iris con unas muestras de su uso como símbolo del movimiento gay en la portada de Bob Staake (21/5/12) que celebraba el apoyo de la administración Obama al matrimonio homosexual y la titulada “Heartfelt” que marcó el debut como portadista de Olimpia Zagnoli con una temática que explora El oteador de clichés en las portadas (40): besos en The New Yorker.
Pasamos a la pareja del lunes, formada por las ilustraciones de Ilonka Karasz (27/6/1953) y Paul Degen (26/5/1986) cuyo nexo es la presencia de cataratas. Ciertamente mucho más modestas que la que da salida al agua de los Grandes Lagos en la precedente ilustración de Harry Brown. Complementábamos así la presencia de caídas de agua en las portadas neoyorquinas. [1]
La marcha de Salvador Illa a la "batalla electoral catalana" nos invitó a recordar el martes unas piezas protgonizadas por antiguos carruajes de uso bélico: una triga en la de Rea Irvin (25/4/1936) y una cuádriga en la de Sempé (5/1/2004).
Y lo que aguarda al exministro en su tierra natal inspiró el emparejamiento del miércoles. Los dos volcanes que recordamos haber visto en portada en The New Yorker: el Vesubio en la de Ludwig Bemelmans (6/3/1943) y uno imaginario en la de John O'Brien (19/11/90).
Y quien sabe si esa ilustración pudiera haber inspirado el diseño del estadio Omnilife de la ciudad mexicana de Guadalajara. Un proyecto por los arquitectos franceses Jean Marie Massaud y Daniel Pouzet.
Ayer concluimos ciclo semanal con la "atracción congénere" que inspira las portadas de Peter de Sève (24/1/1994) y la valenciana Ana Juan (2/2/2004) que se muestran a continuación.
Finalizamos con un antecedente del concepto basado, no en la afinidad, sino en la bien opuesta atracción por la presa. Una ilustración de George de Zayas publicada en la revista Collier's del 5 de octubre de 1935 que nos ha traído a la memoria, en gráfica antífrasis, la hoy en día totalmente obsoleta expresión 'más aburrido que un renard en el cuello de una fea' que creemos pueda ser del olvidado Álvaro de la Iglesia.
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