Tomás Serrano incluyó en su viñeta del pasado día 21 una ciertamente macabra referencia al mito de que hubo un tiempo en que una ardilla podía cruzar la Península Ibérica de rama en rama sin tocar el suelo. Eso mientras Miki y Duarte se han tomado sus merecidas vacaciones sin aclarar la suerte corrida por el roedor de la tira que publicaron un par de días antes.
En noviembre del año pasado veíamos por última vez, en la viñeta de Idígoras en el diario Sur del día 9, una referencia a la claramente falsa afirmación que suele atribuirse a Estrabón. Geógrafo griego que sí que incluyó en el tercer tomo de su famosa 'Geografía' una de las primeras descripciones de la Península Ibérica (en la que nunca estuvo), pero que en ningún caso hace en la misma ningún pronunciamiento semejante al que suele atribuírsele (encima, convirtiéndole muchas veces en romano).
Así que procede apuntar que el máximo difusor de esta falacia, que tiene un simiesco precedente italofrancés en “El barón rampante” (1957) de Italo Calvino [1], fue el gran Félix Rodríguez de la Fuente. Bien sabido es que el mejor escribano echa un borrón. Y este se encuentra en el inicio del capítulo 19, primero de la Serie Fauna Ibérica (estrenado el 21 de marzo de 1975), de la aclamada producción televisiva El hombre y la Tierra (en esta redacción hay quien debe a la misma la llegada de la televisión en color a su casa; del mismo modo que la retransmisión de la boda de Balduino y Fabiola había propiciado la entrada del primer receptor en blanco y negro en aquel hogar). Transcribimos las palabras de Félix en la introducción del episodio titulado “Prisioneros del bosque” (enlace vídeo; a partir del min 2:00):
“Viendo este mapa resulta difícil creer que en tiempos históricos, según numerosos testimonios de historiadores, España fuera una selva inmensa. Una selva en la que prácticamente no penetraba el sol desde los Pirineos a Gibraltar.
Si hiciéramos un esfuerzo mental, cosa que no resultaría muy difícil si contamos con la colaboración artística de nuestro dibujante, podríamos ver a unos niveles sintetizados cómo era España en la época en que una ardilla, aquella ardilla que tantas veces se ha puesto en boca de tantos escritores romanos, podía recorrerla sin bajarse de las ramas de los árboles, desde el Pirineo hasta el extremo sur.”
Cabe añadir que la superficie forestal de España no ha dejado de crecer desde que existen datos fiables, en plena contradicción con la posterior afirmación de Félix de que “el paso implacable de los siglos, el fuego, el hacha, la agricultura, el pastoreo abusivo hicieron desaparecer, una tras otra, las más importantes de nuestras selvas (…) El paso del tiempo fue transformando la selva del águila imperial en la estepa de la avutarda.”
Volvemos al humor gráfico con una referencia al mito aportada por Idígoras y Pachi que no tenemos fechada. Debajo puede comprobarse que Forges cayó en el error de la atribuición a Estrabón en el dibujo que publicó en El País del 10 de noviembre de 2006.
Concluimos con dos referencias al mito en viñetas de JM Nieto. La primera publicada el 21/3/2010 en el diario El Mundo de Castilla y León con motivo de la celebración del Día Forestal Mundial y Día del Árbol. Y la segunda, titulada 'Bosques de nomófobos', publicada en Abc el 25/12/2017.
[1] Comienzo del capítulo IV de “El barón rampante”:
“Yo no sé si será cierto eso que se lee en los libros, que en la Antigüedad un mono que hubiese salido de Roma saltando de un árbol a otro podía llegar a España sin tocar nunca el suelo. En mis tiempos, lugares tan espesos de árboles sólo tenía el Golfo de Ombrosa, de una punta a otra, y su valle hasta la cresta de los montes; y por esto nuestra tierra era conocida por doquier.”
Adenda: Álvaro se sumó el 17 de agosto a este monográfico desde los diarios del grupo Tribuna (Salamanca, Valladolid,...)
Al día siguiente Tomás Serrano sumó una flamígera paráfrasis encabezada por un oportuno "dicen".
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