jueves, 1 de mayo de 2025

La semana en viñetas 18/2025 (1ª parte)


En La semana en viñetas 17/2025 (2ª parte) dimos cuenta del primer dibujo, obra del australiano David Rowe, en que vimos un guiño a la imagen de Zelenski entrevistándose con Trump en plena basílica de San Pedro. El lunes, la singular imagen inspiró viñetas de Peter Brookes, Mark Knight, Sansón y Chaunu, así como versiones menos literales de Plantu y Placide. Ya el martes, Giannelli sumó su versión en Corriere della Sera con un dibujo sobre el que volveremos en el artístico apunte del lunes.


Antón se apoyó por tercera vez este año en Gila para volver sobre las polémica de las balas israelís, mientras que el rerarme en su conjunto, y con perspectiva internacional, era el asunto que coleaba el lunes enla viñeta de Idígoras y Pachi. Sigue la enésima presencia de Carlos Mazón en el humor de Vergara y la poco halagüeña visión de Miki y Duarte de los incentivos para retrasar la edad de jubilación.

Puebla dedicaba su viñeta al mucho teatro que se ve en el fútbol, mientras que en la de sus compañero Nieto unos jubilados salvaban al mundo de un conflicto interplanetario en una singular versión del productivo meme take me to your leader


En relación con el cónclave, Ramón mentaba al Espíritu Santo, mientras que Javier Cuervo y Pablo García aplicaban el ¡calienta, que sales! a su tradicional representación como paloma. Kap completa nuestra selección del lunes con unos conservadores cardenales MVGA.

La mayor parte de las viñetas publicadas en la prensa española del martes están recogidas en el monografico El apagón (I), una recopilación desde la que nos traemos traído la visión de Puebla centrada en la solidaridad, la ironía de Sansón sobre el kit de supervivencia y la de JJ Aós sobre el internetal vacío que sufireron mucho ciudadanos.


Al margen del tema absolutamente dominante en el humor español (tratado en 28 de las 33 viñetas que coleccionamos en esa jornada; el apagón provocó la no publicación de dibujos en algunas secciones de humor) tan solo vamos a destacar la electoral pieza de JM Esteban que hemos emparejado con la pieza en que el anglocanadiense David Parkins convirtió a Trump en sapo para apuntar el rechazo que ha causado en los electores canadienses que dieron la victorial al candidato liberal que propugnaba la postura más confrontadora con sus vecinos del sur. El australiano David Pope aporta una atinada visión de lo que le ha ocurrido a los conservadores apoyada en las desveturas de El Coyote.


El belga Vadot encabeza un bloque dedicado a los balances gráficos de los primeros 100 días de Trump en la presidencia. Sigue la portada de Barry Blitt en The New Yorker conceptualmente coincidente con las viñetas del Bill Bramhall y Marian Kamensky, más la visión de la taiwanesa Stellina. 


En el apunte El apagón (II) encontrarán la extensa colección de viñetas que reunimos el miércoles sobre ese suceso. Una serie en las que nos llamó particularmente la atención que Peridis se abonara a las insinuaciones conspirativas alentadas por el presidente del gobierno y que el humor más activista frente al PP, cortesía de Vergara y Sabiote, pusiera el extemporáneo foco en Carlos Mazón. El primero de ellos quizá utilizando como guionista a Jordi Evole (que nada ha estimado oportuno decir sobre la desaparición de la bienpagá Beatriz Corredor).


Entre las pocas viñetas que ayer se ocuparon de otros asuntos, vamos a destacar la de Tomás Serrano sobre los primeros 100 días de Trump inspirada en el retrato Gaspar de Guzmán,conde-duque de Olivares, a caballo pintado por Diego Velázquez hacia 1636. Tanto Asier y Javier como Antón se ocupan hoy del plazo que suele esperarse para hacer los primeros balances del desempeño de un nuevo cargo político.


El tema dominante en las secciones de humor de hoy sigue siendo el apagón. Beatiz Corredor se estrena en la viñetas de Tomás Serrano y Napi, mientras que Gallego y Rey le acondicionan una nueva poltrona. Sánchez es el preparado para ser sometido a una descarga por Peridis, mientras que Ricardo le presenta ya bastante chamuscado. Siguen las otras dos viñetas que hoy protagoniza el presidente del gobierno, dibujos de Pachi y JM Esteban, más la de Ortifus que pone el foco nuevamente en Mazón, esta vez con una testicular insinuación.


Proseguimos con el análisis de culpas de JL Martín que presentamos acompañado del tardeo de parloteo de Pablo García y la referencia de Kiko da Silva a los numerosos iluminados que han surgido del apagón. Completamos este bloque con la primera viñeta que registramos en El País como colaboración de Flavita Banana y Riki Blanco. 

 

César Oroz plantea una atrapadora red, Ferreres se muestra crítico con las comunidades (no solo del, PP, por cierto) que solicitaron la declaración de emergencia nacional (y aprovecha para tildar de golpista a Ayuso), ¡qué distintas se ven las cosas desde una comunidad que tiene 22.000 mossos a sus órdenes!, y menuda ironía resulta acusar a todo tipo de opinantes de estar pagados, como hace Fontdevila en eldiario.es, cuando se hace desde el digital mimado con todo tipo de dádivas públicas (no sólo económicas, también en forma de filtraciones y exclusivas).


La visión de Caín de la conversión del 1 de mayo en un festivo para el ocio encabeza la recopilación de humor que hemos hecho sobre la otrora reivindicativa jornada. Siguen los dibujos de Miki y Duarte, Sansón, Álvaro, Javi Salado, Pinto & Chinto y los de Puebla tanto en La Verdad como en Abc.


El humor más a la derecha aportado por García Morán y Santi Orue aprovecha para fustigar a los sindicatos de clase con la marisquera imputación que tanto molesta a esas organizaciones, mientras que Padylla basa su viñeta en el fin de la temporada alta canaria. JM Nieto completa esta serie con una ironía sobre la prolija legislación laboral.


Concluimos con la viñeta anticipativa del cónclave que hoy publica El Roto y la columna de Daniel Gascón también en El País.



España y el barón de Münchausen
Daniel Gascón (El País, 1/5/2025)

Todas las crisis se abordan como crisis comunicativas; la realidad es secundaria

Todavía no conocemos la causa exacta del apagón que afectó a España y Portugal el lunes, pero el Gobierno ya ha encontrado un chivo expiatorio. La acusación a los “operadores privados” es un intento de desviar una responsabilidad que es suya en primer lugar.

Los expertos apuntan a varios factores y señalan un exceso de producción de renovables. Algunos advertían desde hacía tiempo de graves problemas del sistema; la matriz de Red Eléctrica alertó del riesgo de desconexiones por el aumento de las renovables. Hay dos cuestiones sorprendentes: que no hubiera algo absolutamente extraordinario el lunes (una ola de calor, una inundación), y la tardanza y opacidad en las explicaciones. Cuando apareció el presidente del Gobierno no dio información, pero alertó de los bulos y las teorías conspirativas. Al margen de que la gente especula cuando no sabe lo que pasa, solo pedía tiempo para desarrollar sus tergiversaciones: desde alentar la idea del ciberataque y atacar la energía nuclear (es pronto para decir qué ocurrió, pero no para eso) o las empresas hasta presentar Red Eléctrica Española como algo ajeno al Gobierno. A fin de cuentas, el Ejecutivo solo escoge a su presidente, el Estado no es más que el accionista mayoritario a través de la SEPI y solo fija la estrategia y vigila que se cumplan los objetivos (además de establecer las leyes y regulaciones bajo las que opera).

Todas las crisis se abordan como crisis comunicativas; la realidad es secundaria. Lo importante es colocar los marcos que permitirán echar la culpa a otros y ocultar errores producidos por dogmatismo ideológico, sesgo de optimismo, patrimonialización y pura incompetencia.

El complejo de fabricación de chatarra argumental se ha recuperado más deprisa que el sistema eléctrico. Comentaristas loan la fortaleza del sistema justo cuando se cae. En vergonzosos panegíricos se canta a la desconexión que permitía que nos mirásemos a la cara y se celebra que no hubiera saqueos: el tono recuerda a Historias de la radio, de José Luis Sáenz de Heredia. La cursilería triunfalista desdeña las pérdidas económicas y la angustia que han vivido millones de ciudadanos: desorientados e incapaces de comunicarse con sus seres queridos (y ha habido atrapados y fallecidos). Decíamos tener el mejor sistema bancario del mundo, el más admirado sistema de salud y el sistema energético que envidiaba toda Europa: ya hemos visto lo que pasa después. Intentamos levantarnos en el aire tirándonos de la coleta como el barón de Münchausen, empeñados en ignorar nuestra ineficiencia y fragilidad.





PS - Enlazamos El Gobierno ya tiene lo que más le importa: un relato para los suyos de Ramón González Férriz en El ConfidencialUn apagón difícil, pero no imposible de Jordi Sevilla en 5 Días (no en El País como indican en la página de la web Almendrón) y adjuntamos la Tercera de Abc de Nemesio Fernández-Cuesta.


Una red eléctrica estable y competitiva
Nemesio Fernández-Cuesta (Abc, 1/5/2025)

Estados Unidos es el primer productor del mundo de petróleo y gas. Esa es su gran ventaja competitiva. Uno de los ejes de la política de Trump es precisamente explotar esa ventaja. China, por su parte, es el mayor productor del mundo de carbón. No le importa electrificar su economía, siempre que la electricidad se produzca, sobre todo, con su carbón. De hecho, consume más del 54 por ciento del carbón que se utiliza en el mundo y un 61 por ciento de su electricidad se produce con carbón. Gracias a sus posiciones privilegiadas en la producción de gas y de carbón, las dos grandes potencias mundiales cuentan con una energía y con una electricidad barata. La Unión Europea, que aspira a hacerse un hueco entre las dos grandes potencias, carece de ventajas competitivas en materia energética, pero tiene ante sí una oportunidad: las formas más baratas de producir electricidad son la solar fotovoltaica y la eólica terrestre. Incluso en Estados Unidos y en China. Sistemas eléctricos basados en esas dos fuentes renovables pueden ser perfectamente competitivos en una economía globalizada.

Esta necesaria apuesta por la electricidad renovable requiere asumir que cualquier política energética debe, además de tener en cuenta las restricciones económicas derivadas de los costes de las distintas alternativas, no olvidar las restricciones técnicas propias de cualquier sistema eléctrico: la primera es que la oferta debe ser igual a la demanda en cada instante de tiempo. La traslación a la realidad de esta primera restricción es que un sistema eléctrico basado en renovables, por definición intermitentes, necesita complementarse con energía firme y flexible. Energía firme procedente de centrales que funcionan cuando se les requiere y que, además, confiere –y esta es una de las lecciones de lo ocurrido el lunes en España– calidad y estabilidad a todo el sistema. La flexibilidad, necesaria siempre para adaptar oferta y demanda, es la rapidez con la que las tecnologías que aportan firmeza pueden adaptarse a los requerimientos de la demanda. De más a menos, contamos con la hidráulica, los ciclos combinados de gas, el carbón y la nuclear. Si se introduce la variable económica, de estas cuatro tecnologías la más barata es la hidráulica, seguida de la nuclear, el gas y el carbón. La energía hidráulica es la más flexible y la de menor coste. Su aportación es imprescindible. El único problema es su dependencia de la pluviosidad. La nuclear, pese a sufrir una carga fiscal específica, tanto estatal como autonómica, que supone el 25 por ciento de sus costes, es más barata –en el caso de centrales antiguas como las nuestras– que la electricidad producida a través de la combustión de gas o carbón. Si consideramos la seguridad de suministro, la hidráulica es de nuevo la que proporciona un abastecimiento más seguro, seguida de nuevo por la nuclear. Importamos el uranio enriquecido, pero las barras de combustible se fabrican en España y la recarga de las centrales se produce, por término medio, cada dieciocho meses. Importamos el 100 por ciento del gas y del carbón que consumimos. Tenemos por norma reservas para noventa días de suministro, pero nuestra dependencia del exterior es absoluta. Por último, desde el punto de vista de emisiones de CO2, hidráulica y nuclear no generan emisiones. Gas y carbón, sobre todo este último, lo hacen de forma relevante. Con estas reflexiones presentes, resulta sorprendente leer que en España se desmantelan pequeñas centrales hidroeléctricas al término de su periodo concesional y, más relevante aún, que seamos el único país del mundo con un programa de cierre de la totalidad de su generación nuclear. La consecuencia será una electricidad más cara, más dependiente del exterior y con más emisiones.

El apagón del pasado lunes pone de manifiesto la necesidad de contar siempre con una generación eléctrica firme. Algunos teóricos recomiendan un mínimo del 20-30 por ciento. El año pasado, las cuatro grandes tecnologías firmes –hidráulica, nuclear, gas y carbón– aportaron el 47 por ciento de nuestra generación eléctrica. Minutos antes del apagón, estas cuatro tecnologías apenas suponían el 16 por ciento de la electricidad producida. Con independencia del suceso concreto que desencadenara la desconexión de las centrales y con independencia de las decisiones tomadas o dejadas de tomar por Red Eléctrica, la causa última de la crisis fue la escasa generación firme disponible. La generación con grandes turbinas, propia de las tecnologías firmes, es capaz no sólo de producir cuando se necesita, sino también de absorber y neutralizar pequeñas oscilaciones de la calidad de la electricidad, aportando así estabilidad a todo el sistema y evitando que pequeñas oscilaciones se transformen en grandes alteraciones del sistema. El corolario es que un sistema eléctrico cien por cien renovable no es posible ni deseable. Sí lo es un sistema eléctrico libre de emisiones, en el que la energía hidráulica y la nuclear aporten la necesaria firmeza. Aún más, una generación con gas adicional garantizaría la flexibilidad necesaria en caso de sequía y sería un complemento que aportaría seguridad adicional. La generación eólica y la solar fotovoltaica produjeron en 2024 el 40 por ciento de la electricidad que consumimos. Hay margen para seguir incrementando su participación. No son las culpables del apagón, pero una y otra vez hay que recordar que la política energética requiere lidiar con restricciones técnicas y económicas. Ninguna de ellas puede ser olvidada, ni siquiera preterida. El necesario equilibrio de un sistema eléctrico entre generación intermitente, firme y flexible es quizás una de las más relevantes.

Un sistema eléctrico estable y competitivo, en el que las renovables aporten la producción más barata, requiere invertir en almacenamiento, tanto baterías como bombeo hidráulico. El almacenamiento, además de contribuir a la estabilidad del sistema distribuyendo la electricidad renovable a lo largo de las veinticuatro horas del día, supondrá también una reducción de las oscilaciones de precios al trasladar electricidad barata a las horas del día en las que el precio es más alto. Incrementa la demanda en las horas de precio bajo e incrementa la oferta en horas de precio alto. Con la aportación adicional del almacenamiento, la forma más segura y barata de producir electricidad es contando con las energías solar fotovoltaica y eólica terrestre como principales recursos, complementadas por la hidráulica y la nuclear, con una pequeña capacidad remanente de producción con gas que aporte garantías adicionales de flexibilidad y seguridad. Tendríamos una electricidad competitiva y, en nuestro caso, más competitiva que la producida por nuestros socios europeos, gracias a nuestro recurso eólico y a nuestra mayor irradiación solar.

Explotar esta ventaja competitiva requiere incrementar el consumo de electricidad. En edificios, en la industria, en el transporte. Una electricidad barata permite atraer nuevas industrias, ampliar la capacidad de las existentes o desarrollar nuevas actividades, como los centros de procesos de datos, imprescindibles para nuestra vida diaria y para la digitalización de nuestras empresas. Pero, de nuevo, no es posible olvidar una gran restricción técnica: el suministro eléctrico requiere líneas de transporte y distribución de alta, media y baja tensión. Sin ellas, nada es posible. Liberalizar su planificación y adecuar la retribución de la inversión en redes a su necesaria expansión, son otras dos asignaturas pendientes para llegar a un sistema eléctrico estable y competitivo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario