Entre las secciones que no han publicado esta semana con festivo jueves en Madrid y algún caso de falta de interés para suscitar nuestra recomendación, esta semana solo vamos a reseñar dos de nuestras lecturas habituales. En primer lugar, La punta de la lengua que Álex Grijelmo ha titulado El “sabotaje” y los zuecos. Un artículo con interesante pinceladas etimológicas que, como de costumbre, encontrarán íntegro en un anexo.
Y, en segundo, La estulticia, esa necedad que hoy publica Francisco Ríos en La Voz de Galicia con algunas dosis adicionales de etimología.
Aunque tan solo ocasionalmente demos cuenta, rara es la semana en que no damos con algún titular cuya deficiente sintaxis le lleva a decir algo distinto a lo que realmente pretende. Anteayer era El Confidencial el medio de comunicación que lucía la adjunta perla (si clican el enlace advertirán que el artículo sí está correctamente titulado; desconocemos si originalmente ya difería del que lucía la portada de ese digital o fue rectificado).Pasamos al lenguaje del humor con la comidista viñeta de Bernardo Erlich en el diario bonaerense Clarín del pasado domingo que nos invita a recordar la de Santy Gutiérrez del mismo género que reseñamos hace dos semanas.Sigue el volador globo de texto de la trumpiana viñeta de Ben Jennings de ayer que hemos incorporado a nuestra colección de Juegos con globos de texto al igual que la despedida a Pepe Mújica de Eneko que pone el acento en el ideario marxista del austero expresidente que fue miembro de los Tupamaros.
Proseguimos con la tira de José Luis Martín del miércoles que nos invita a recordar un antecedente de uso, también de Santy Gutiérrez (25/4), del popular donde dije digo que con tanto gracejo enredaba la anterior portavoz del gobierno.
En el apartado de frases semicélebres cabe recordar que la viñeta de Fontdevila que sigue propició que en el apunte del jueves incluyéramos una nota al pie con el resto de dibujos que conocemos que hacen uso del tergiversado "el que pueda hacer, que haga" pronunciado por Aznar en noviembre 2023 (vídeo) que los propagandistas del régimen pretendieron hacer pasara por un llamamiento a un golpe de estado.
Hoy se celebra el Día das Letras Galegas y, como es habitual en esta fecha del año, a ello dedican sus viñetas todos los dibujantes que seguimos en la prensa gallega: Pinto & Chinto, Xaquín Marín, Kiko da Silva, Santy Gutiérres y Luis Davila.
La celebración del Festival de Eurovisión propicia que esta semana contemos con un apartado musical acaparado por la canción Diva que interpreta Melody, pero tratada con muy diferentes enfoques humorísticos por Miki y Duarte, Asier y Javier y Padylla.
Thibaut Soulcié encabeza la sección literaria de hoy con Marcel Proust desvelado entregado al doomscrolling que a nosotros nos gusta traducir por pantallear (Pantallas: En busca del tiempo perdido - Durante mucho tiempo, me acosté hipertarde porque pantalleba). Sigue la viñeta que ayer publicó Idígoras sobre la crisis del Museo Ruso de Málaga. Un dibujo con una cuaterna de famosos personajes que incluyen a Dostoievski y Tolstoi.
Peter Brookes diseñó el lunes un troyano blindado que cuenta con algunos antecedentes en el apunte Palomas, mayormente de la paz. Y en un troyano artefacto convirtió también Matt Wuerker el avión que Catar ha regalado a Trump.
Anexo
El origen primigenio de “sabotaje” se considera incierto, pero los especialistas ven clara la relación entre el occitano sabata, el francés savate, el italiano ciabatta o el árabe vulgar sabbât. La palabra española estaba presente ya, con otra grafía, en el Cantar de Mio Cid (hacia el año 1200), la primera obra literaria en castellano. En ella se daba cuenta de lo que calzaba Rodrigo Díaz: “… vnos çapatos que a grant huebra son” (“huebra” viene a significar aquí “trabajo”: zapatos muy trabajados).
Pero, según el Diccionario crítico etimológico de Corominas y Pascual, solo en España y Occitania (sur de Francia) se designa con esa familia de vocablos el calzado común, sin más, mientras que sus gemelos en italiano y francés adquieren un matiz despectivo. Por esta vía aparece en francés sabot (“zueco”), cruce de savate y botte, bota. De ahí sale saboter: “hacer una chapuza”; y más tarde, “entorpecer el trabajo”, sentido que ya se va acercando al del español. El actual savate galo equivale a “zapato viejo” y a “chancla”; y en lenguaje figurado, a “persona torpe” (no es fácil correr con chanclas ni con zuecos).
Nuestro “sabotaje” lo tomamos a principios del siglo XX del francés sabotage, que ya traía esas connotaciones peyorativas; y las academias del español lo definen hoy como “Daño o deterioro que se hace en instalaciones, productos, etc., como procedimiento de lucha contra los patronos, contra el Estado o contra las fuerzas de ocupación en conflictos sociales o políticos”.
Por tanto, cuando el ministro habló el 5 de mayo de “sabotaje”, tras el robo de 150 metros de cables ferroviarios que bloqueó durante horas a miles de viajeros, comunicaba una intención de lucha política en quienes lo cometieron, no un mero propósito económico. Se basaba para ello en lo que entendía como escaso rendimiento de la operación (unos 1.000 euros, después rebajados a 300) en relación con su riesgo y sus consecuencias; y en que la acción se había ejecutado de forma coordinada en cinco puntos distintos y coincidiendo con el regreso tras un puente festivo.
La investigación determinará, si acaso, el acierto o el error del ministro al calificar los hechos a primera vista. Por el momento, podemos decir que el robo de cables constituyó un sabotaje en su resultado, puesto que produjo un daño para el Estado; pero no (aún) en su intención, que está por ver. Y mientras esta segunda condición no se demuestre, el vocablo “sabotaje” queda en entredicho.
Pero ha sucedido algo curioso: tras el apagón del 28 de abril, se descartó de inmediato la intencionalidad (el ciberataque) sin tener aún la certeza de lo ocurrido. Y con los trenes ocurrió al revés: se afirmó enseguida el sabotaje aunque tampoco hubiese datos seguros al respecto.
Puente había sido rotundo en su tempranero tuit (o equis): “Hemos sufrido un acto de grave sabotaje” (las redes incitan a no dudar). Después lo aclararía en la SER (la radio sí invita al matiz): “Es a lo que apuntan las primeras diligencias”. El Gobierno relegaría luego esa palabra, pero la flecha inicial ya estaba clavada en la opinión pública, por mucho que se moviera el arco que la había lanzado.
Hoy en día, lo vemos una y otra vez, las conjeturas viajan en AVE, pero las verificaciones caminan con zuecos.
Estimado: El ex presidente José Mujica nunca se autoproclamó marxista. Sus raíces ideológicas vienen de Partido Nacional al que abandonó para sumarse a la guerrilla. Más de una vez se llamó a sí mismo "libertario" en el sentido tradicional latinoamericano. En general, reivindicó valores tradicionales de modo pragmático, con cierto aire populista latinoamericano y arraigado al campo. Después de la prisión adoptó posiciones reformistas y se convirtió en ícono del progresismo y la izquierda. La viñeta que publicas es interesante. Hay muchas otras que reflejan mejor al personaje.
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