sábado, 16 de diciembre de 2023

La lengua en la semana 50/2023


Comenzamos con una referencia al deplorable blanqueamiento de la figura del "negro" [aunque no cumpla estrictamente el requisito de anonimato de la 17ª acepción que convendría ampliar a quien escribe pero no firma], en este caso femenina "negra", realizada tanto en el libro 'Tierra firme' en el que la autora, Irene Lozano, ni siquiera ha sido invitada a comparecer en calidad de cofirmante (reducida a un mero "con la colaboración de ..." incluido en páginas interiores), como en la presentación que el biografiado reseñó con el adjunto tuit. Pero lo más escalofriante seguramente es la nula reacción ante esa ignominia del fuertemente apesebrado mundo de la cultura tan dado en otras ocasiones a ejercer de abajofirmante. Y ni entramos en la resignada aceptación de que estos servicios se recompensen con golosos cargos públicos. Tremendos síntomas de la descomposición moral que vivimos. En la nota [1] coleccionamos las viñetas en que hemos visto el libro cuya publicación con gran despliegue promocional Sánchez ha encomendado al grupo editorial propietario de muchos de los medios habitualmente señalados como hostiles. Y mira que hay editoriales.

Ni siquiera confiamos en que la semántica preparare su venganza por haber sido menospreciada en esa mistificación del significado de autor, en línea con el planteamiento de Álex Grijelmo en la conclusión de Una mera cuestión semánticaLa punta de la lengua del pasado domingo que encontrarán en el anexo a este apunte.

Pasamos al Centro Virtual Cervantes con el Trujamán Bien está lo que bien acaba en que Pablo Ingberg aborda la dificultad de traducir un título con forma y tono de refrán.Y como el autor no lo hace en la nota al pie, nos encarfgamos de apuntar que el libro al que hace referencia es Escribir palabras ajenas (2019) publicado por la editorial argentina Eduvim (enlace a una reseña).

Bien explicativo de su contenido es el título del Rinconte  Recuerdos de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí en Moguer de Cristina Suárez Toledano que complementamos con enlaces a lás páginas web de la casa natal de Juan Ramón Jiménez y la casa museo Zenobia Juan Ramón Jiménez.

Pasamos al lenguaje del humor con el "nohacefaltalfabetismo" acuñado el lunes por JM Esteban en La Razón en la viñeta suscitada por los preocupantes resultados del último Informe PISA.

En las viñetas más luidolingüísticas sobre la COP 28 hemos encontrado un "postureOIL" de César Oroz y la energía "eOILca" de Gallego y Rey. Más lograda vemso la eunemizadora propuesta de J. Morgan de pasar a denominar combustibles fofi-sanos a los de origen fósil, pero, ya puestos, la energética adaptación de la inspiradora palabra pide fosilsanos. Idígoras y Pachi completan este bloque con una colección de expresiones más o menso equivalentes de las que cuatro están recogidas en el Diccionario (a la porra, irse algo al garete, a la mierda y a freír espárragos).

El calificativo de“escoria” aplicado por Javier Esparza, el presidente del UPN, a los dirigentes del Partido Socialista Navarro que le costó que le fuera retirada la palabra por el peneuvista Unai Hualde, presidente de la cámara navarra, inspiró a César Oroz un bastante sencillo jeroglífico (nosotros aplicamos autodefinido a una categoría de crucigramas) que presentamos seguido del juego de palabras de la tira de Pablo García de ayer.

El pacto pamplonés de los socialistas con Bildu suscitó el jueves la tercera ingesta de batracios de Pedro Sánchez que computamos en una tira de Gallego y Rey. Un dibujo que ya ha pasado a formar parte de nuestra colección Tragar sapos. Sansón se convertía ayer en el 19º humorista presente en el apunte Las líneas rojas en el humor gráfico (1ª parte: prensa española 2023) con la primera viñeta en que vemos dibujada la famosa expresión desde su reciente incorporación al DLE. Ricardo suma hoy unas ortodoxas rayas rojas a las verdes que encabezan el recopilatorio que hemos enlazado.


En idioma inglés, el australiano David Pope parafraseó “An eye for an eye leaves the whole world blind”, una frase habitualmente atribuida a Mahatma Gandhi aunque no hay ningún registro de su uso por el pacifista indio. La siempre bien documentada web Quote Investigator apunta que el Yale Book of Quotations menciona el uso de una expresión similar por el biógrafo de Gandhi Louis Fischer para explicar su ideario, pero sin atribuirsela. 


Ramón actualizó el martes a los usos fotográficos de nuestro  tiempo una de las más famosas frases de  Alfonso Guerra, mientras que JL Martín se apuntaba a la pasión ayusista del humor catalán vinculando a la presidenta madrileña con una máxima de Salvador Dalí, “Lo importante es que hablen de ti, aunque sea bien”, que cuenta con otra versión más extensa: “Que hablen bien o mal, lo importante es que hablen de mí, aunque confieso que me gusta que hablen mal porque eso significa que las cosas me van muy bien. De los mediocres no habla nadie, y cuando hablan sólo dicen maravillas”. Potenciadas reelaboraciones de una frase que Óscar Wilde pone en boca de Lord Henry en pimer capítulo de El retrato de Dorian Gray (1890-1891): “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti y es que no hablen de ti.” (“There is only one thing in the world worse than being talked about, and that is not being talked about.”). 

La música navideña va llegando a las secciones de humor gráfico y la canción 'Blanca Navidad' (1941) de Irving Berlin es la que hoy escenifican muy expresivamente Miki y Duarte. García Morán hace, también hoy, un guiño a Concha Velasco al optar por 'La chica yeyé' como intencionada banda sonora del baile europeo de Sánchez y Puigdemont.

El género conocido como pantomimeo simplemente “panto”, es un espectáculo de teatro cómico familiar típico de la temporada navideña británica. Una de sus piezas emblemáticas es la escenificación del cuento “Jack and the Beanstalk” (Jack y las habichuelas mágicas) y Brighty convirtió el pasado a lunes al líder laborista Keir Starmer en el ogro que baja a intentar recuperar los tesoros que le ha robado el protagonista interpretado por Rishi Sunak. Proseguimos con Martin Rowson que hoy convierte a Victor Orban en Grinch en funciones de paje de un putinesco  Santa Claus.


El "Cuento de Navidad" (1843) de Charles Dickens debutaba esta temporada en el humor británico en la viñeta de Patrick Blower del martes y Guy Venables reunía ayer a los tres navideños espíritus, transfigurados en caídos en combate, frente a la cama de Putin.


No es frecuente ver en el humor español a Humpty Dumpty, habitual protagonista de viñetas británicas, y en menor medidad norteamericanas, como tenemos repetidamene documentado. Pero más que oportunas resultan las personificaciones realizadas el jueves por JM Nieto, con Sánchez convertido en el  ovoide personaje del acertijo tradicional inglés popularizado internacionalmente por Lewis Carroll en su "A través del espejo". El Humpty Dumpty  de Carrol (que suele traducirse al español como  Tentetieso) es heredero de una línea de pensamiento que se remonta al siglo IV a.C. con el sofista Gorgías, maestro de la retórica que sostenía que el lenguaje no es un instrumento para representar la realidad sino para dominar a los demás y plegarlos a nuestra voluntad.

Junto a estas líneas recordamos la versión original del fragmento del capítulo sexto del citado libro, cuando Alicia protesta ante el uso arbitrario de las palabras que hace el sofista ovoide y este le responde que lo importante no es saber lo que las palabras significan sino “saber quién manda” (“which is to be master – that´s all”). La ilustración de Sir John Tenniel  ilustra el momento en que Tentetieso ofrece la mano a Alicia, que entonces piensa: "si sonriese mucho más, se le podrían juntar por detrás las comisuras de la boca ¡y entonces no sé qué le pasaría a su cabeza! ¡Me temo que se le separaría!"

Concluimos con el singular caballo de Troya publicado ayer por Riki Blanco en El País con una línea creativa que, con la salvedad de recurso al color, se nos hace bastante afín a la desarrollada por El Roto.




[1] Tomás Serrano (28/11 y 6/12), Pinto&Chinto (6/12), García Morán (11/12), Padylla y Gallego y Rey (12/12) y Miki y Duarte (14/12)



Anexo

Álex Grijelmo (El País, 10/12/23)

El significado de las palabras no se puede presentar como un asunto menor que se comunica con indiferencia

Las negociaciones políticas dejan a veces algunos detalles por resolver. En esos casos, a menudo aparece alguien que dice “el acuerdo está hecho, solamente faltan algunas cuestiones semánticas”, o “quedan unos flecos semánticos”, o “únicamente hay divergencias semánticas”. O tal vez los periodistas cuenten luego que los negociadores “se han enredado en cuestiones semánticas” y por eso no rematan el pacto. El término se suele pronunciar con el desdén que merecería un asunto secundario, como si la semántica no constituyera precisamente la base del lenguaje, y por tanto lo más crucial de un acuerdo.

La palabra “semántica” equivale a “estudio de los significados” (“se dedica a la semántica para mirar dentro de las palabras”); y también a “significado de una unidad lingüística” (“la semántica de esta palabra ha evolucionado”). Asimismo, sirve como adjetivo que designa algo concerniente a los significados (“tenemos un debate semántico sobre esa palabra”; es decir, estamos hablando sobre lo que se expresa con ella). El término procede del griego semantikós, que parte a su vez de sema (signo) y quiere decir “que significa”, “significativo”.

Este vocablo se ha rodeado de algunos familiares, como “semiología” y “semiótica” (ambas equivalentes con el sentido de “estudio de los signos de la vida social”). Y también… ¡“semáforo”!, voz que nos muestra asimismo elementos descifrables: sema (“signo” o “señal”) y phoros (“que lleva”). Así, el semáforo es algo que lleva una señal.

A partir de ahí, podemos analizar algunos cambios semánticos de las palabras: sus alteraciones de significado a lo largo de la historia. Por ejemplo, el término “pantalla” nombraba en el primer diccionario académico (1737) la lámina situada “en la vara de los velones o candeleros” que se pone delante de la luz para que “haga sombra y no ofenda la vista”. De las pantallas de las velas se pasó, siempre bajo el influjo de una luz, a las pantallas de las bombillas, y luego a las grandes pantallas de cine, y más tarde a la pequeña pantalla, y después a las pantallas de los ordenadores y ahora de los teléfonos. La reducción de tamaño denotada en estos últimos pasos mantiene el significante pero altera el significado.

Así pues, la semántica no es asunto menor. Trata nada menos que del sentido que muestran las palabras para una comunidad en cada contexto determinado. Por tanto, si alguien se topa con problemas semánticos en su negociación, difícilmente se pondrá de acuerdo ahí con la otra parte. Y tal circunstancia no se puede presentar como una pejiguería que se comunica con indiferencia.

Un día, tu pareja dice: “Cuando vayas al Ikea, trae dos sillas como las que compramos hace un año, que nos van a hacer falta para la comida de Navidad”. Pero tú, en vez de dos sillas, llevas dos lámparas. Y ante la justa regañina que te cae, vas y respondes: “Bueno, no hay que ponerse así. Ha sido una simple cuestión semántica”. Si alguien cree que “silla” equivale a “soporte para una o varias luces” y que por tanto no significa “asiento para una persona, con respaldo y de cuatro patas, menos cómodo que el sillón”, la comprensión mutua derivará en imposible.

Por tanto, cuando se informa de que a un pacto le faltan ciertas cuestiones semánticas se está diciendo que las partes discrepan acerca de lo que expresan algunas palabras, y no sobre la forma o el estilo.

Si los negociadores se dan cuenta antes de firmarlo, tiene arreglo. En caso contrario, la semántica preparará su venganza por haber sido menospreciada.



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