Bien explicativo de su contenido es el título del Rinconte Recuerdos de Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí en Moguer de Cristina Suárez Toledano que complementamos con enlaces a lás páginas web de la casa natal de Juan Ramón Jiménez y la casa museo Zenobia Juan Ramón Jiménez.
Pasamos al lenguaje del humor con el "nohacefaltalfabetismo" acuñado el lunes por JM Esteban en La Razón en la viñeta suscitada por los preocupantes resultados del último Informe PISA.En las viñetas más luidolingüísticas sobre la COP 28 hemos encontrado un "postureOIL" de César Oroz y la energía "eOILca" de Gallego y Rey. Más lograda vemso la eunemizadora propuesta de J. Morgan de pasar a denominar combustibles fofi-sanos a los de origen fósil, pero, ya puestos, la energética adaptación de la inspiradora palabra pide fosilsanos. Idígoras y Pachi completan este bloque con una colección de expresiones más o menso equivalentes de las que cuatro están recogidas en el Diccionario (a la porra, irse algo al garete, a la mierda y a freír espárragos).
El calificativo de“escoria” aplicado por Javier Esparza, el presidente del UPN, a los dirigentes del Partido Socialista Navarro que le costó que le fuera retirada la palabra por el peneuvista Unai Hualde, presidente de la cámara navarra, inspiró a César Oroz un bastante sencillo jeroglífico (nosotros aplicamos autodefinido a una categoría de crucigramas) que presentamos seguido del juego de palabras de la tira de Pablo García de ayer.
El pacto pamplonés de los socialistas con Bildu suscitó el jueves la tercera ingesta de batracios de Pedro Sánchez que computamos en una tira de Gallego y Rey. Un dibujo que ya ha pasado a formar parte de nuestra colección Tragar sapos. Y Sansón se convertía ayer en el 19º humorista presente en el apunte Las líneas rojas en el humor gráfico (1ª parte: prensa española 2023) con la primera viñeta en que vemos dibujada la famosa expresión desde su reciente incorporación al DLE. Ricardo suma hoy unas ortodoxas rayas rojas a las verdes que encabezan el recopilatorio que hemos enlazado.
La música navideña va llegando a las secciones de humor gráfico y la canción 'Blanca Navidad' (1941) de Irving Berlin es la que hoy escenifican muy expresivamente Miki y Duarte. García Morán hace, también hoy, un guiño a Concha Velasco al optar por 'La chica yeyé' como intencionada banda sonora del baile europeo de Sánchez y Puigdemont.
El género conocido como pantomime, o simplemente “panto”, es un espectáculo de teatro cómico familiar típico de la temporada navideña británica. Una de sus piezas emblemáticas es la escenificación del cuento “Jack and the Beanstalk” (Jack y las habichuelas mágicas) y Brighty convirtió el pasado a lunes al líder laborista Keir Starmer en el ogro que baja a intentar recuperar los tesoros que le ha robado el protagonista interpretado por Rishi Sunak. Proseguimos con Martin Rowson que hoy convierte a Victor Orban en Grinch en funciones de paje de un putinesco Santa Claus.
Concluimos con el singular caballo de Troya publicado ayer por Riki Blanco en El País con una línea creativa que, con la salvedad de recurso al color, se nos hace bastante afín a la desarrollada por El Roto.
[1] Tomás Serrano (28/11 y 6/12), Pinto&Chinto (6/12), García Morán (11/12), Padylla y Gallego y Rey (12/12) y Miki y Duarte (14/12)
Anexo
Las negociaciones políticas dejan a veces algunos detalles por resolver. En esos casos, a menudo aparece alguien que dice “el acuerdo está hecho, solamente faltan algunas cuestiones semánticas”, o “quedan unos flecos semánticos”, o “únicamente hay divergencias semánticas”. O tal vez los periodistas cuenten luego que los negociadores “se han enredado en cuestiones semánticas” y por eso no rematan el pacto. El término se suele pronunciar con el desdén que merecería un asunto secundario, como si la semántica no constituyera precisamente la base del lenguaje, y por tanto lo más crucial de un acuerdo.
La palabra “semántica” equivale a “estudio de los significados” (“se dedica a la semántica para mirar dentro de las palabras”); y también a “significado de una unidad lingüística” (“la semántica de esta palabra ha evolucionado”). Asimismo, sirve como adjetivo que designa algo concerniente a los significados (“tenemos un debate semántico sobre esa palabra”; es decir, estamos hablando sobre lo que se expresa con ella). El término procede del griego semantikós, que parte a su vez de sema (signo) y quiere decir “que significa”, “significativo”.
Este vocablo se ha rodeado de algunos familiares, como “semiología” y “semiótica” (ambas equivalentes con el sentido de “estudio de los signos de la vida social”). Y también… ¡“semáforo”!, voz que nos muestra asimismo elementos descifrables: sema (“signo” o “señal”) y phoros (“que lleva”). Así, el semáforo es algo que lleva una señal.
A partir de ahí, podemos analizar algunos cambios semánticos de las palabras: sus alteraciones de significado a lo largo de la historia. Por ejemplo, el término “pantalla” nombraba en el primer diccionario académico (1737) la lámina situada “en la vara de los velones o candeleros” que se pone delante de la luz para que “haga sombra y no ofenda la vista”. De las pantallas de las velas se pasó, siempre bajo el influjo de una luz, a las pantallas de las bombillas, y luego a las grandes pantallas de cine, y más tarde a la pequeña pantalla, y después a las pantallas de los ordenadores y ahora de los teléfonos. La reducción de tamaño denotada en estos últimos pasos mantiene el significante pero altera el significado.
Así pues, la semántica no es asunto menor. Trata nada menos que del sentido que muestran las palabras para una comunidad en cada contexto determinado. Por tanto, si alguien se topa con problemas semánticos en su negociación, difícilmente se pondrá de acuerdo ahí con la otra parte. Y tal circunstancia no se puede presentar como una pejiguería que se comunica con indiferencia.
Un día, tu pareja dice: “Cuando vayas al Ikea, trae dos sillas como las que compramos hace un año, que nos van a hacer falta para la comida de Navidad”. Pero tú, en vez de dos sillas, llevas dos lámparas. Y ante la justa regañina que te cae, vas y respondes: “Bueno, no hay que ponerse así. Ha sido una simple cuestión semántica”. Si alguien cree que “silla” equivale a “soporte para una o varias luces” y que por tanto no significa “asiento para una persona, con respaldo y de cuatro patas, menos cómodo que el sillón”, la comprensión mutua derivará en imposible.
Por tanto, cuando se informa de que a un pacto le faltan ciertas cuestiones semánticas se está diciendo que las partes discrepan acerca de lo que expresan algunas palabras, y no sobre la forma o el estilo.
Si los negociadores se dan cuenta antes de firmarlo, tiene arreglo. En caso contrario, la semántica preparará su venganza por haber sido menospreciada.
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