Comentábamos en el apunte de esta mañana que la presentación de la actualización 23.5 del «Diccionario de la lengua española» aporta abundante materia para comentar. Y ahí vamos con nuestro granito de arena sobre las 3.836 modificaciones que se exponen con notable detalle, aunque no exhaustividad, en la relación de novedades publicada por la RAE.
Las más citadas en las reseñas periodísticas seguramente han sido las incorporaciones de carácter tecnológico, tales como bitcóin, bot, ciberacoso, ciberdelincuencia, criptomoneda, geolocalizar o webinario. Y nunca pasan desapercibidas las relacionadas con la sexualidad y el género, categoría que suma poliamor, transgénero, cisgénero o pansexualidad. Buen momento, creemos, para recordar un Tik Tok sobre las "nuevas sexualidades" que ya enlazamos hace un par de semanas.
Un peculiaridad del bitcoin que encabeza la relación anterior es que forma, junto con dobro [enlace a un sonorizado artículo sobre ese tipo de guitarra], la pareja de novedades incorporada al centenar largo de palabras del Diccionario académico cuyo étimo es una marca registrada. A ver si encontramos el momento de completar la interrumpida serie dedicada a las Marcas que han llegado al Diccionario: 1ª parte, 2ª parte y 3ª parte.
Cambiamos de campo semántico. El ahora [demasiado] popular cachopo, que tan contraproducente servicio está prestando a la mejor cocina asturiana, ha sido ampliamente destacado entre las novedades del léxico gastronómico.
Buen momento para recordar el apunte Sobre la demorada segunda acepción de cachopo, una entrada en la rastreamos los orígenes del plato. Un artículo ilustrado con alguna versión tan estrambótica como la que le valió al restaurante ovetense "La Marimorena" el segundo lugar en el Tercer Campeonato "En busca del mejor cachopo" celebrado en el Salón del Gourmet de Madrid del año 2019.
Volvemos con las novedades léxicas de este año, para dar cuenta de que la categoría gastronómica asimismo ha dado acogida al sanjacobo, la voz de origen quechua quinoa (tb. en la más purista forma quinua), la francesa crudité, el murciano paparajote preparado a partir de la hoja del limonero [que, ojo, se chupa pero no se muerde; Puebla se ocupó ayer de insinuarlo] o el rebujito andaluz. Si ampliamos el espectro a las formas complejas, procede constatar que también ha quedado registrado el tinto de verano en lo que es todo un vitícola contrapunto al enoturismo.
La chucherías suman la forma acortada chuche que Rajoy popularizara en masculino, mientras que empanado incorpora su significado coloquial. Lo mismo ocurre con búho aplicado al autobús nocturno, la cobra como maniobra defensiva frente a un indeseado beso, la acepción agresiva de la estopa, la quedada con sentido de cita, el pincho versión USB o el uso pronominal de rayar.
Nuevos artículos se ganan las voces de uso coloquial ojiplático, sindiós, pifostio, el delicioso americanismo valemadrismo o el ya poco utilizado trencilla aplicado a los árbitros de fútbol. Una denominación que deriva del remate que guarnecía las chaquetas que antiguamente vestían los colegiados. Pero lo que nos parece un patente alumbramiento en estado ya fósil es el de nueva normalidad.
La adición de una segunda acepción de concertina, 'espiral de alambre de púas o de cuchillas usada en cercas y vallados', plantea una buena ocasión para señalar que precisamente deriva de la analogía formal con el instrumento de la primera acepción.
Pero excede largamente las posibilidades de este apunte dar una completa panorámica de las muchas novedades, así que vamos a concluir con una reseña de la amplia actualización de la tabla periódica de los elementos químicos. Se ha tomado su tiempo la RAE, toda vez que el acuerdo para dar nombre a los elementos 104 a 110 fue adoptado en 1997. [1]
106 Seaborgio (Sg), homenaje al químico nuclear estadounidense G. T. Seaborg (1912-1999)
107 Bohrio (Bh) por el danés Niels Bohr (1885-1962)
108 Hasio (Hs) de Hassia, nombre latino de estado alemán de Hesse [sale del Diccionario la forma hassio; también lo hacen kurchatovio, denominación rusa del elemento 104, finalmente acordado como rutherfodio, y ástato, elemento 85 que ya solo figura como astato]
109 Meitnerio (Mt) por la física austriaca Lise Meitner (1878-1968)
110 Darmstatio (Ds) por el estado alemán de Darmstadt
111 Roentgenio (Rg) por el físico alemán W. C. von Roentgen (1845-1923)
112 Copernicio (Cn) por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543)
113 Nihonio (Nh) por Nihon, una transcripción del nombre de Japón 日本 (la más habitual es Nippon)
114 Flerovio (Fl ) por el laboratorio ruso de Dubná que lleva el nombre de su fundador Gueorgui Fliórov
115 Moscovio por la denominación latina Moscovia de Moscú
116 Livermorio (Lv) por el Lawrence Livermore National Laboratory fundado en 1952 en un antigua base aérea naval emplazada en la localidad californiana de Livermore. El fundador Ernest Lawrence ya da nombre al laurencio (Lr 103).
117 Teneso (Ts), en inglés Tennessine, por Tennessee (estado que alberga el Laboratorio Nacional Oak Ridge donde se produjo el berkelio utilizado por un equipo ruso para sintetizarlo en 2010 en el Instituto Central de Investigaciones Nucleares de Dubná)
118 Oganesón (Og) por el físico nuclear ruso Yuri T. Oganessian (1933), director del Instituto Central de Investigaciones Nucleares de Dubná. Un detalle curioso es que la carrera por sintetizar este elemento provocó un polémico fraude científico cometido en el Laboratorio Berkeley.
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