Comenzamos esta sexta entrega del año con Lola Pons Rodríguez, que el pasado domingo publicó Guerra en el subjuntivo: tuviera está aplastando a tuviese. Cliquen y lean sus explicaciones sobre el curioso fenómeno que describe muy expresivamente señalando que la forma de subjuntivo en –ra se ha metido en la casa de -se, pero no ha permitido que esta haga lo mismo en la suya.
Álex Grijelmo dedicó su última 'La punta de la lengua' a La ortografía como imagen de empresa. Un reflexión suscitada el siguiente mensaje publicitario recibido en su móvil: “Arranca el Open de Australia en Melbourne. Disfruta del primer MAJOR de la temporada desde el 20 de enero al 2 de febrero en Eurosport (Dial 61 y 62). Nadal intentara conseguir el torneo Austral por segunda vez en su carrera”. Concluye su análisis señalando que, dejando aparte las cuestiones opinables, ese mensaje incluye en sus 41 vocablos un anglicismo innecesario (major), dos imprecisiones semánticas y tres faltas de ortografía (una tilde y dos usos inadecuados de mayúsculas).
En el diario El Mundo leímos el artículo de Pedro Álvarez de Miranda Promete como quieras. Un texto en el que el autor analiza el empeño de Podemos en hacer del femenino el género "no marcado". Un machacón enfoque que contagió una reciente viñeta de Ortifus.
El académico entronca esa cuestión con el ridículo concurso de monologuistas en que se han convertido los juramentos de diputados y senadores. Particularmente destacable su final recordatorio de la repetición del juramento presidencial de Obama por un quítame allá un faithfully.
Pasamos al Martes Neológico donde Ángel Huete-García trató sobre el anglicismo play-off. Una expresión cuyo significado puede variar ligeramente en cada deporte, aunque comúnmente empleada para referirse a una fase de la competición deportiva en la que varios equipos compiten para acceder a la fase final o a un desempate.
Dada la abundancia de vocablos disponibles en español para hacer específica referencia a cada uno de los tipos de play-off (eliminatoria, promoción, liguilla, fase final, partido de desempate), el autor atribuye el auge del anglicismo a la ausencia de un hiperónimo.
No podemos dejar de señalar la sorprendente resistencia de esa sección del Cervantes Virtual a insertar enlaces. Aportamos el del artículo de El País (13/5/1985) «El significado del “play-off”» que aparece citado.
En el territorio de la neología administrativa procede reseñar una perla recientemente aparecida en el Boe: Director de Políticas Palanca. Es lo que hay.
Pasamos a Fundéu, que el lunes explicó que la alto cargo es el femenino adecuado de la expresión el alto cargo, puesto que se trata de una locución nominal, cuyos componentes permanecen invariables. Así que solo flexionan el resto de las palabras que establecen concordancia. Sin embargo, en casos como alto representante, que no figura registrada como locución en el Diccionario académico, el femenino adecuado es alta representante, con flexión en el adjetivo. La imagen utilizada como ilustración hace demasiado tentador una facilona humorada: lo ejemplificado en la misma más bien es una alta carga.
Los urgentes propusieron el martes las expresiones plazo (de entrega), fecha límite o fecha tope como alternativas preferibles en español al anglicismo deadline. Prosiguieron su recorrido añadiendo una útil grabación de la no demasiado evidente pronunciación del nombre del vencedor de los caucus de Iowa, Pete Buttigieg. Una entrada que publicaron seguida de una advertencia de que lo adecuado es escribir contrarreforma laboral, y no contrareforma laboral, puesto que es obligatorio duplicar la erre cuando queda entre dos vocales y se pronuncia con sonido fuerte.
El jueves propusieron existencias, mercancías almacenadas, excedente o la adaptación estocaje como alternativas al anglicismo stock. Y ayer recomendaron utilizar la expresión organizador de bodas como alternativa preferible a wedding planner.
Nos vamos al Laboratorio del Lenguaje del Diario Médico donde Fernando A. Navarro se sumó el domingo, con cierto retraso respecto a la actualidad, a la labor divulgativa sobre el Coronavirus que echábamos en falta la semana pasada. Unos patógenos descubiertos en 1965 que fueron bautizados tres años después por un trío de virólogos británicos. El nombre elegido hace referencia a las protuberancias superficiales que en las microfotografías electrónicas recordaban el aspecto de la corona solar. Y resulta que esta recibe en inglés la denominación sun’s corona, no sun’s crown.
El impacto que la asociación onomástica pudiera tener en las ventas de la cerveza Corona [1] lleva al autor a recordar otros precedentes históricos de se fenómeno, como el de los productos adelgazantes Ayds (un asunto ya tratado en este blog en un apunte de febrero de 2017 que asimismo aporta algún ejemplo del impacto del nombre inglés del sida en el sector de ambulancias). También cita Navarro el más reciente caso del modelo Zica de Tata Motors, un vehículo cuya presentación se fue al traste cuando la OMS declaró la alerta mundial de salud pública por una epidemia de zika.
El blog médico aportó al Día Mundial contra el Cáncer un apunte en el que se revisa el habitual uso intercambiable que se observa de los términos ‘neoplasia maligna’, ‘tumor maligno’, ‘carcinoma’ y ‘cáncer’.
Y así es que entre las neoplasias malignas, habitualmente divididas en carcinomas (si deriva de un tejido epitelial o neuroepitelial) y sarcomas (si lo hace de un tejido conjuntivo), hay algunas, como las leucemias, que no son tumores malignos. Y en cuanto a cáncer, explican que cada vez son más los médicos que lo usan como término genérico para referirse a cualquier neoplasia maligna, aunque también hay quien mantiene su sentido tradicional como sinónimo de ‘carcinoma’.
Armonizar la información para extraer su potencia es un artículo en el que Enrique Mezquita esboza algunas medidas necesarias para potenciar las emergentes disciplinas médicas "ómicas". Como el título indica, particular importancia tiene la estandarización de terminologías clínicas para una correcta explotación del prometedor big data genómico.
Con motivo del sesquicentenario de Samuel Darío Maldonado (1870-1925), Fernando A. Navarro publicó ayer una semblanza biográfica de ese médico venezolano que también destacó como antropólogo, escritor, periodista, político y poeta. Un artículo que concluye recordando que se trata de uno de los pocos escritores que cuenta con gentilicio, samueldarienses, gracias a que en 1972 se dio su nombre al pequeño municipio venezolano de Samuel Darío Maldonado, situado en el estado andino de Táchira.
'2 horas sin móvil' es la réplica propuesta por Ortifus al famoso monólogo 'Cinco horas con Mario' de Miguel Delibes. Una obra cuya interpretación tuvo que interrumpir Lola Herrera a causa de la inexcusable grosería de algún espectador.
Una vez metidos en el humor de inspiración literaria, procede reseñar que las cambiantes explicaciones del ministro Ábalos inspiraron a Javi Salado un mashup de famosos cuentos infantiles.
Otra literaria mezcolanza es la que hoy mismo plantea Puebla desde Abc. Una combinación de la inequívoca referencia a Pinocho, ¿¡cómo representaríamos gráficamente la mentira sin el personaje de Carlo Collodi!?, con el famoso juramento de los mosqueteros de Alejandro Dumas.
Poco lingüísmos humorísticos hemos encontrado, en cambio, esta semana. Pero no ha faltado una paráfrasis de una retórica habitual afirmación, aportada por Caín desde La Razón. También cabe destacar que Miki y Duarte aportaron el miércoles una muy oportuna representación gráfica de la expresión poner puertas al campo. Y unas cuantas les salieron.
La nota de inglés la pone Bob Moran con una viñeta publicada el pasado domingo en el diario conservador The Daily Telegraph. Una pieza en la que dio la vuelta al patriótico Brittannia rule the waves (Britania gobierna las olas) del poema de James Thomson, al que Thomas Arne puso música en 1740. El humorista lo dejó convertido en un patriotero Waive de rules (prescinde de las normas [de la UE]), muy representativo del enfoque del gobierno de Boris Johnson que se propone convertir a la Unión Europea en el enemigo que aglutine al electorado británico en torno a su figura. Qué cosa ver a los prestidigitadores de la política interpretar en todos lados el mismo truco, aunque sea con nacionales matices. ¿Contra qué resulta más efectivo gobernar?
Concluimos con una referencia al muy recomendable artículo de Manuel Conthe Incentivos y métricas: el efecto cobra. A los efectos de nuestros lingüísticos propósitos de hoy, vamos a destacar su interesante propuesta de llamar "estratagema de Bubka" a la pillería presupuestaria de aplazar logros una vez que se han conseguidos los objetivos de un determinado período.
[1] Enlazamos un ejemplo de uso de humorístico uso de esa asociación del dibujante canadiense NEMØ que posteriormente se mostraría arrepentido de haber podido fomentar el perjuicio.
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