Fuerza la máquina Álex Grijelmo para vincular los dispares temas tratados en La calle del Barquillo y Fede Valverde, aunque cierto es que la influencia interpretativa del contexo permite establecer conexiones entre casi cualquier tipo de asuntos. Y una vez que no nos interesan gran cosa las batallitas del fútbol, ni siquiera los malentendidos como posible causa de una reprobable agresión, nos centramos en el descubrimiento de que la madrileña calle del Barquillo debe su nombre a un pequeño barco. El que, al parecer, navegaba en el estanque de la suntuosa residencia de la marquesa de Nieves construida en el siglo XVI en el solar que posteriormente ocuparía el convento de las Salesas Reales inaugurado en 1758.
Ya que estamos en El País, resulta buen momento para analizar cómo se "produce" un titular que el periodista Manuel Planelles tiene preconcebido. En este caso para fustigar al ayuntamiento de Madrid desde su entrevista al arquitecto Josep Roca. Adviértase que pese a encadenar con la valoración de la reforma de la Puerta del Sol la pregunta en que se oferta al entrevistado el concepto "urbanismo negacionista", no consigue que este la mencione en la respuesta en que efectivamente compra, diríamos que poco reflexivamente (¿será también negacionista el habitual uso de coches oscuros, más necesitados de refrigeración, por parte de nuestras autoridades?), el sectario sintagma ofertado. Pero no permite Planelles que la realidad desbarate su plan y calza de todos modos la preestablecida plaza en el titular redactado sin entrecomillador rubor. La ética periodística de nuestro tiempo al servicio de lo que Angels Barceló se encargó de corroborar con su concidente tratamiento que forma parte de un teledirigido argumentario electoral.
Pasamos al Centro Virtual Cervantes para comentar el Martes Neológico que Eulàlia Lledó Cunill dedicó a sexilio. Un acrónimo de sexo y exilio cuyo primer formante matiza la autora que "hay que entender sexo con el significado de prácticas sexuales no heterosexuales". Y no podemos sino reconocer que esa ridícula formulación en negativo nos ha predispuesto en contra del resto de las explicaciones que dan cuenta de que la palabra tratada no solo hace referencia a la necesidad de abandonar un lugar por la intolerencia hacia la propia orientación sexual, sino que ocasionalmente también se usa para denominar la diversamente amigable expulsión de un espacio compartido, apostillaremos que no solo habitación (por aquí hemos conocido versiones campistas y hasta embarcadas), para permitir que uno de los copartícipes pueda disponer en exclusiva del mismo (matizamos nuevamente a la autora porque admitimos el uso masturbatorio).
Ni nos acordamos de la última vez que vimos en una viñeta la expresión ‘ser un lince’ y resulta que el domingo la encontramos tanto en la de Miki y Duarte como en la de Vergara. Buen momento para recordar que es opinión bastante generalizada que se trata de una extensión semántica de ‘Tener vista de lince’ que sería, a su vez, una corrupción de ‘Tener vista de Linceo’, en referencia al personaje de la mitología griega, uno de los argonautas que acompañaron a Jason en busca del ‘vellocino de oro’, famoso por su visión prodigiosa que incluso podía atravesar objetos. Eso cuando la población de linces de Doñana roza el centenar.El retrato de Rafael Cadenas que Sciammarella llevó el lunes a su sección de El País, jornada en que el poeta venezolano recibió el Premio Cervantes de manos de los reyes con la muy comentada ausencia de Pedro Sánchez (que no tenía agenda pública ese día), encabeza una breve sección literaria.
Pedro Sabiote publicó en el diario La Opinión una partidista versión del cuento de Caperucita que, desde nuestro muy limitado seguimiento de la atualidad murciana, entendemos que hace tardía referencia al pacto para reformar la Ley del sí es sí avergonzadamente calificado de "técnico" por los socialistas. Enlazamos nuestra recopilación de Caperucitas, que básicamente lo es de portadas.
Y pronto ha llegado la primera actualización de la serie de tres apuntes que recientemente hemos dedicado al humor basado en ‘El Principito’ de Antoine de Saint-Exupéry (1ª parte, 2ª parte y 3ª parte), porque Flavita Banna inspiró su viñeta del martes en El País en ‘La serpiente que se tragó el elefante’. Pero no podemos evitar mencionar la ocasión que ha perdido el humor de prensa patrio de tirar del “lo esencial es invisible a los ojos” aplicado a ese plan de vivienda que engorda cada vez que es mencionado.
[1] Jorge Bustos dedicó al asunto un entero artículo en El Mundo del 25/4/23
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