En la primera parte de este recorrido semanal publicada el jueves tan solo recogimos las viñetas de esa jornada relacionadas con la carta de Pedro Sánchez, pero excluimos la colateral referencia de JM Nieto a la reactivación de las investigaciones del espionaje telefónico con el programa Pegasus que algunas teorías relacionan con esta inaudita crisis. Oportuno comienzo, por tanto, para esta segunda parte.
No pasó por alto Puebla el gañán comportamiento del presidente del gobierno en la puerta de la Universidad de Alcalá para recibir al rey en el acto de entrega del Premio Cervantes a Luis Mateo Díez (enlace vídeo). Hay quien ha recordado que ese innato esmero enla conducta le sale incluso con su gran amor. Aprovechamos para reunir en la nota al pie [1] el humor inspirado por el gesto de Rubiales evocado por el dibujante de Abc.Javi Salado y Neto (El Comercio de Gijón) dieron cuenta, con coincidente apoyo en ese maravilloso disco que es Mediterráneo, de la concesión a Joan Manuel Serrat del Premio Princesa de Asturias de las Artes. Napi optaba por postular una solución para evitar polémicas como la suscitada por el gol fantasma del Barça, una controversia que ya había inspirado previamente dos viñetas de Marselle, particularmente mordaz la protagonizada por Laporta.
El propio dibujante del diario leridano La Mañana encabeza nuestra sabatina reseña con su oportunamente coloreada relación de candidatos. Sigue una bastante extemporánea pieza de Ferreres sobre la pederastia en la Iglesia, pero este es uno de los temas que le pone, la visión de Javi Salado sobre el nombramiento de Rocha como presidente de la RFEF y la oportuna adaptación de J. Morgan del meme de la isla solitaria a la extensión de los alquileres vacacionales. En el apunte Nos ha escrito Pedro Sánchez encontrarán 23 viñetas más del sábado.
Tenemos una particular afición a las viñetas que recrean portadas de prensa, como es el caso de la que la propia Coco publicó el lunes en el diario Libération, así que ahí va con una imagen de la lepenesca la fuente.
Steve Greenberg apoyaba en el meme que tratamos en Confrontaciones entre ángeles y demonios sobre los hombros (1ª parte) su viñeta del miércoles en Arizona Daily Star sobre el acuerdo para aprobara una nueva ayuda militar a Ucrania propiciado por el speaker republicano Michael Johnson desoyendo a la extrema derecha de su partido liderada por Marjorie Taylor Greene.
El humor británico no cesa de dar por acabado a Rishi Sunak. Dave Brown apoyó su viñeta del viernes en el "dilema del tranvía" que habíamos visto por última vez en la viñeta de la australiana Cathy Wilcox en The Sydney Morning Herald del 31/8/22 que adaptaba la representación gráfica más habitual de ese ejercico moral en una expresiva viñeta sobre el conflicto que vivían los ferrocarriles de Nueva Gales del Sur (NSW). También vamos a recordar el dibujo de Tom Gauld de enero de 2021 en la revista New Scientist. con una surrealista versión del esquema que se toma la licencia Mucho Dalí en esa viñeta, aunque con alguna licencia como cambiar la especie del animal en llamas representado por Dalí, cuyo ejemplo más célebre es La jirafa en llamas.
Uno. No voy a entrar en los motivos detrás del gesto, porque los ignoro, lo único cierto es la inmensa capacidad de Sánchez para sorprender y para no quedarse quieto, ese rasgo que Ortega atribuía al político arquetípico, “la inercia de su torrencial activismo”. En este caso se traduce en la mutación de un político frío en otro “sentimental”. No encuentro razones para asegurar que sea impostado. Pero sí para lamentar que no hubiera aprovechado la ocasión para distinguir entre la divergencia política legítima y la máquina de picar carne en que se ha convertido nuestra política. Porque igual que existe un linchamiento institucionalizado, y no solo desde un lado, se ejerce también la crítica sensata. Fundir ambas prácticas en una sola forma de ejercer la oposición equivale de hecho a deslegitimar toda discrepancia. No se trata de poner la otra mejilla, sino de llamar la atención sobre esta funesta deriva en la que ha entrado nuestra política. No hacerlo significa profundizar en la trinchera que separa ambos bloques.
Dos. Tanto si sigue como si renuncia al cargo, está obligado a institucionalizar su gesto. Esta atípica forma de comunicarse un presidente del Gobierno con los ciudadanos encaja como un guante en la práctica populista de eliminar toda mediación entre líder y pueblo. Pero en un sistema parlamentario no se elige al jefe del Ejecutivo de forma directa, lo elige el Parlamento, y es ante él donde hay que rendir cuentas (además de ante su propio partido, claro). Este sistema de mediaciones no se puede obviar. Si optara por la renuncia es ahí donde habría que ofrecer explicaciones. Y, dado lo insólito de esta situación que ha provocado, la salida más digna para seguir en el cargo sería la moción de confianza. En ambos casos tendría una ocasión solemne para convertir su supuesta condición de víctima en algo constructivo, abogar por otra política, más alejada de la confrontación pura y dura, en vez de aprovecharla para buscar la aclamación entre los suyos, que es donde estamos.
Y tres. Ojo con disparar a los jueces y a los medios no afines como un todo. Sembrar una especie de desconfianza sistémica en los mecanismos de control es el camino más rápido para subvertir los pilares liberales de cualquier sistema democrático. Sánchez encontró vía libre para su moción de censura a partir de una sentencia judicial, y ahora coquetea con el lawfare; el PP comenzó deslegitimando el Gobierno que salió de ella previa crítica visceral al juez que dictó dicha sentencia. Y sigue sin cumplir su obligación de renovar el CGPJ. Pueden criticarse sentencias puntuales, y todos lo hacemos, pero si nuestros dos grandes partidos solo tienden a aceptar los actos judiciales que les benefician lo llevamos claro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario