Retomamos, con mayor demora de la anunciada, el lingüístico comentario iniciado ayer. Max ha dibujado en su Trampantojo de El País la expresión «darles margaritas a los cerdos» que se aplica habitualmente al esfuerzo inútil de obsequiar a quien no se lo merece o no es capaz de apreciar ni agradecer las atenciones recibidas. Debajo recordamos la tira del 14/5/22 en que ya la mencionaba.
En alguna ocasión anterior ya hemos comentado que este curioso dicho procede de un error de traducción de un pasaje de la Biblia conocido como el «Sermón del monte» (Mateo 7:6), donde Jesús dice: «No echéis lo santo a los perros, no echéis vuestras perlas a los puercos pues no sea que las pisoteen y después se revuelvan para destrozarlas». Procede recordar que las traducciones de los evangelios se hicieron, por lo general, desde el texto griego al latín y, posteriormente, al resto de lenguas. Y en ese texto de partida aparece la voz griega margarítes, que suena a margarita, pero que en realidad significa ‘perla’, al igual que sucede en latín (los romanos designaban a la flor con nombres como bellis, aster o amellus), idioma en que el citado fragmento es “Nolite dare sanctum canibus neque mittatis margaritas vestras ante porcos, ne forte conculcent eas pedibus suis et converso dirumpant vos”. Y así es cómo hemos llegado a echar a los cerdos las poco valiosas margaritas, en vez de las preciosas perlas originales.
El dibujante belga
Vadot apoya su finisemanal "Au Carré" en el diario bruselense
L'Echo en una comparativa de algunas tesis del reciente libro
Les aveuglés (Los cegados) de
Sylvie Kauffmann (Ed. Stock, octubre 2023) y el algunos años anterior
Appeasement Chamberlain, Hitler, Churchill, and the Road to War (Penguin, 2019;
enlace a un comentario) de
Tim Bouverie que tiene edición en español (
Apaciguar a Hitler: Chamberlain, Churchill y el camino a la guerra; PRH Grupo Editorial, mayo 2022
). Nos ha gustado particularmente la ilustración final de una afirmación realizada en febrero de 2018 por el entonces ministro alemán de Exteriores,
Sigmar Gabriel, durante su intervención en la Conferencia de Seguridad celebrada en la ciudad alemana de Múnich:
"No podemos ser el único vegetariano en un mundo de carnívoros". ¡Y menudos carnívoros!
Pinto&Chinto apoyaron el pasado domingo en el aforismo más famoso de Sócrates una pesimista visión sobre el impacto de la inteligencia artificial. Un fenómeno que, desde que los luditas se enfrentaran a la mecanización del sector textil a principios del siglo XIX, reaparece periódicamente.
Aprovechamos para recordar otras comparecencias previas del filósofo griego en el humor español: la viñeta de Sansón del 31/3/22 dedicada al aligeramiento curricular de la enseñanza de la filosofía y la de Idígoras y Pachi del 22/10/21 que excluye al autor del aforismo de la ignorancia predicada. [1]
Pasamos a dar cuenta de lo libros que, aparte de la solitaria referencia al Quijote de César Oroz y el mero cervantino product placement (emplazamiento publicitario, si prefieren) de JJ Aós, hemos visto mencionados este año en la feria del libro humorística. Viñetas de Pinto&Chinto y Asier y Javier. Aporvechamos para apuntar lo bonito que sería encontrar alguna despedida gráfica al cervantista Francisco Rico, fallecido ayer en Barcelona a los 81 años.
Pero el libro del humor de esta semana sin duda ha sido el Manual de Resistencia de Irene Lozano, firmado como autor por Pedro Sánchez, que hemos encotrado en las viñetas de Ricardo, Pinto&Chinto, Miki y Duarte, Javi Salado y Malagón.
La tira y afloja de Pablo García en La Nueva España adelanta algunas novedades editoriales en diversas categorías de libros. Manual de contraataque es el nuevo título que anticipa Peridis.
Vamos ya con lecturas más clásicas. Santy Gutiérrez aporta la tercera versión del popular cuento de Los tres cerditos que coleccionamos este mes.
El teatro ha estado presente, aparte de en la hamletiana viñeta de Antón que ya reseñamos en el segundo apunte de ayer, en la escenificación de Peter Brookes de la obra de Samuel Becket (1906- 1989) originalmente titulada Fin de partie, puesto que fue escrita en francés y posteriormente traducida al inglés por el propio que la tituló Endgame. Un drama en un acto para cuatro personajes publicado en 1957 conocido en español como Fin de Partida que es la segunda obra más conocida del escritor irlandés tras Esperando a Godot.
Los protagonistas de esta pieza del tetro del absurdo son Hamm, un viejo ciego que no puede permanecer de pie y su sirviente Clov, que no puede sentarse, que mantienen una tensa relación. Los otros dos personajes de la obra, interpretados en la viñeta por el ministro principal de Escocia y el premier británico, son los padres de Hamm, Nagg y Nell, que no tienen piernas y viven en unos cubos de basura.
Christian Adams llevó a la primera página del Evening Standard del jueves la socorrida fábula de la liebre y la tortuga para dar su visión sobre la pugna por la alcaldía de Londres.
Dave Coverly trató en su serie Speedbump, con ayuda de la figura que en México denominan sacabullas, la eterna polémica entre las preferencia por el libro y la película. Una viñeta que pone oportuno prólogo al retrato de Sciammarella en El País del miércoles del Premio Cervantes que la recibía la víspera su galardón de manos de los reyes. Y decios que prologa porque hay quien ha echado en falta la figura del bouncer para dar respuesta al provocador artículo de JA Montano No he leído ni leeré a Luis Mateo Díez. El sentido del humor de este país está severamente dañado.
PS - Con retraso hemos incorporado como Anexo la magnífica clase sobre el uso de la preposición a que hoy imparte Álex Grijelmo en Preposición de ley.
[1] Otras viñetas que se apoyan en el famoso aforismo, pero ya sin la presencia del filósofo, son la de Napi, publicada el Día Mundial de la Filosofía de 2022 con una interpretación a cargo de la ministra de Educación Pilar Alegría y la de YTomás Serrano de mayo del propio 2022 escenificada como fragmento de 'La escuela de Atenas' (1510 -1512) que Rafael Sanzio pintó al fresco en las habitaciones vaticanas que hoy en día son conocidas como las Estancias de Rafael.
Anexo
Álex Grijelmo (El País, 28/4/24)
No se dice lo mismo con la oración “el profesor dividió la clase” que con la alternativa “el profesor dividió a la clase”
La preposición a atesora una gran capacidad de significar, pese a tratarse de una simple letra solitaria. Y además plantea dudas por la sutilidad que requiere en algunos de sus usos. Ya se sabe que el diablo vive feliz entre los pequeños detalles.
¿Es correcto el titular “Rusia pone a las elecciones europeas en el punto de mira”? Yo creo que no, que esa no es una preposición muy de ley, y vamos a ver por qué.
La necesidad de la a es obvia cuando se trata de complementos directos de persona (“golpeó la pelota” frente a “golpeó a un transeúnte”). Pero abordaremos problemas menos evidentes, en los cuales debemos decidir si presentamos el complemento con valor de persona (aunque sea una cosa), o de cosa (aunque sea una persona). Es decir, cuando elegimos entre la “personificación” y la “reificación” (o “cosificación”).
La preposición a sirve por tanto para revestir al complemento con un significado de ser humano, ya sea literal o figurado. Y su ausencia tiende a expresar que nos referimos a una cosa o a un concepto no personal.
No se refleja lo mismo con “el profesor dividió la clase” (estableció una separación física en el espacio que ocupa el aula) que con “el profesor dividió a la clase” (provocó distintas opiniones entre los alumnos; o los agrupó según sus calificaciones, por ejemplo).
Del mismo modo, la oración informativa “la policía observó su entorno” (por dónde se mueve el sospechoso, quizás para localizarlo) difiere de “la policía observó a su entorno”, lo que ya concierne a más personas además del investigado principal. Ni es igual “cuidó el equipo” que “cuidó al equipo”. El mensaje emitido varía también si decimos “quiero a mi perro” (lo amo) que “quiero mi perro” (devuélvamelo, señor agente). En el primer ejemplo personificamos al bueno de Pancho, al que, por cierto, sólo le falta hablar.
Y así como en esos ejemplos evocamos una personalidad en concreto, en otros cosificamos a una persona.
El redactor que tituló “Latinoamérica recupera su voz”, con motivo de un documental sobre la cantante Mercedes Sosa, cosificó el complemento sin pretenderlo. Eso es lo que se habría escrito para afirmar, por ejemplo, que a Latinoamérica se la oye de nuevo en los foros internacionales: Latinoamérica recupera su voz en sentido figurado, como sinónimo de recuperar la capacidad de hacerse oír. Habría sido más acertado, pues, “Latinoamérica recupera a su voz”, lo que evoca la voz de una persona en concreto: recupera a su cantante, quien fue conocida precisamente como “la voz de América Latina”.
Así, en “Rusia pone a las elecciones europeas en el punto de mira” choca la presencia de esa a con la ausencia de personificación de “las elecciones”, ni siquiera en sentido figurado. En cambio, sí habría sido necesaria en “Rusia pone a los electores europeos en el punto de mira”.
Por supuesto, en otras oportunidades la preposición a cumple un papel ajeno a todas estas consideraciones. No es lo mismo “mirar las nubes” (consideradas como objetos que se observan detenidamente) que “mirar a las nubes” (en dirección a ellas, y quizás sin fijarse mucho).
Quizás estas líneas disipen apenas unas dudas, no hay sitio para resolverlas todas. La Gramática de las academias le dedica al asunto 18 páginas (2.630-2.648). Pero cualquier profesor de lengua se las convalidaría a toda su clase a cambio de unas cuantas lecturas de calidad; las que desarrollan la intuición, educan el oído y nos permiten deducir cómo funciona esta sutil preposición personal. La sutileza es una de las muestras de la inteligencia.
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